Apuntes sobre el proceso creador "4"




El acto creativo pone en primer plano algo que antes no estaba. Es un objeto presente evocando lo ausente. Para hacerlo posible nos nutrimos de lo desconocido. De lo que todavía no tiene nombre ni sustancia. El caos. Lo informe. Si logramos atravesar la aridez de lo confuso e inasible, si la posibilidad del fracaso no nos paraliza, hay un momento, -después de una máxima tensión-, en donde el rompecabezas comienza a armarse. Las piezas asombrosamente encajan con fluidez, mostrándonos signos inesperados. Son instantes plenos de vitalidad y fascinación, donde la creatividad se hace presente. Y el ojo se pasea en estado salvaje.

El teatro es un sistema de comunicación entre gente viva, que se desarrolla en un tiempo que no volverá jamás. Es una experiencia irrepetible que nos permite reflexionar, emocionarnos, dentro de una perspectiva política, estética, lúdica.

“No es la representación de la vida. Es la representación de una ensoñación de la vida”. (Chejov) Mucho más cerca de los sueños que de cualquier otra cosa.

A través de la experiencia artística, en la revelación de nuevos sentidos y marcas, pareciera que algo de la desesperación existencial logra aquietarse.

Es preciso para un artista ser curioso y vivir en estado de asombro, de extrañamiento. Tener la capacidad de inaugurar puntos de vista. De mirar lo que se ha visto cientos de veces como si fuera la primera vez.

Cuando no tengo claro lo que busco, ni sé muy bien qué quiero lograr, y estoy confusa en cuanto a medios y fines, y un tanto asustada por la expectativa y la demanda, es ahí, lo sé, cuando tengo mayores posibilidades de crear.

No habría que entrenarse para producir hechos creativos, mejor sería entrenarse para producir una mente creativa, capaz de tomar cualquier estímulo y extraer de él nuevas significaciones.

La creación es un magnífico exorcismo al desequilibrio y a la desesperación. Es al mismo tiempo la cura y la manifestación de ese desequilibrio y desesperanza. También resulta una digna forma de encauzar la locura. Porque sin chispazos de locura, -de enormes ganas de poner todo patas para arriba, de patear el tablero-, no hay creatividad. Pero sin creatividad la locura se vuelve sólo desorden estéril.

Van Gogh no fue un genio porque se cortó la oreja.

La mejor parte del trabajo autoral es cuando siento mi cuerpo atravesado por los cuerpos de los personajes. Entonces, no describo hechos, vivo una experiencia. Sucede ahí, en el mismo acto de la escritura. Los cuerpos y las voces conviven orgánicamente. Un movimiento anticipa una palabra y una palabra convoca a un movimiento. y viceversa. Uno deviene en lo otro. Lo que se dice está implicado en lo que pasa.

Cuando logro abstraerme de la zona puramente psicológica, racional, y me asocio a los giros, quiebres y momentos de suspensión, que generan esos cuerpos en plena actividad, sucede el imprevisto. Es en esos momentos donde surge lo extraordinario. La conciencia de que eso está sucediendo a través mío y que no estaba para nada dentro de las posibilidades de mi mente.

El autor, en sus textos, no le corresponde dar respuestas, ni sacar conclusiones. En todo caso, si quiere ser de alguna utilidad, puede ayudar a crear más interrogantes, más inquietud, más incertidumbre.

Para escribir teatro se necesita aprender una técnica y una vez aprendida, olvidarla, superarla, hacerla trizas, ir más allá. Y, fundamentalmente, conocer la mecánica de la actuación. Familiarizarse con las herramientas, los resortes. Asimilar con el cuerpo que en un corto recorrido se pueden lograr cambios imprevistos. Virajes bruscos. Quiebres insólitos. Silencios contundentes. Balbuceos. Perturbaciones.

Está claro que esta posibilidad de escritura es difícil de lograr apelando sólo al intelecto.

Crear nexos, ligazones entre situaciones que aparentemente no tienen nada que ver lleva a alternativas impensadas por lo ilógicas. Y por esa misma razón, resultan ser momentos de un peso dramático asombroso.

El autor más potente es el que, mientras escribe, desaparece dentro de diversos puntos de vista, contradictorios unos con otros y todos ellos, en eléctrica tensión.

En la dramaturgia y también en la pesquisa de situaciones durante los ensayos, hay que huir de la línea recta.

Nada que sea directo, rápido y cómodo puede ser interesante.

Arte: Condensación de intensidades.

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