Creí que… imaginé que si evitaba pensar en él, ya que no lo había conocido, ya que no tenía ningún registro corporal, ni de su tacto, ni de su voz, no había nada compartido, ninguna experiencia que alimentara el recuerdo, si evitaba poner la atención en ese preciso compartimento de mi cerebro, finalmente las sensaciones se iban a ir diluyendo.
Pero no. A nadie conocido y amado extrañé y extraño tanto como a esta sombra que e
stá siempre ahí, al lado mío, pase lo que pase.
¿Y qué se puede hacer con una sombra?
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