Entrevista a "Susana Torres Molina" Diario La Prensa





LA DRAMATURGA Y DIRECTORA SUSANA TORRES MOLINA DICE QUE NUEVOS PARADIGMAS NUTREN SU ESCRITURA
Producir observando el presente
14.02.2010 | Dice que en la actualidad se produce un teatro y un cine más livianos. Propone nuevos interrogantes que inquieten al espectador. Estrenó recientemente "Esa extraña forma de pasión", en la que aporta una nueva mirada a la década del 70.
Por Juan Carlos Fontana

A veces un dramaturgo no sabe hasta mucho tiempo después qué motivó la escritura de una pieza. "Los procesos creativos son un misterio", dice a La Prensa la autora y directora Susana Torres Molina, que hace pocas semanas estrenó su última pieza, "Esa extraña forma de pasión", en El Camarín de las Musas.

En esta pieza la escritora se refiere a tres situaciones, que aluden a una etapa oscura de la Argentina, la década de 1970.

La escritura o el relato que de uno u otro refleje lo que le ocurre al ser humano cómo síntoma, o emergente de una época, forman parte de una poética que podría decirse despuntó en Susana Torres Molina, en el teatro, en la década de 1970, cuando publicó su primera obra: "Extraño juguete". Mientras que por algunas de sus últimas pieza ganó varios premios. Entre ellos el del Fondo Nacional de las Artes por "Ella"; el Faena a proyectos experimentales por "Manifiesto vs. Manifiesto"; a la vez que el Instituto Nacional del Teatro le otorgó la Beca a la creación, con la que se distingue a personalidades que se destacan en el ámbito de las artes.

EL HECHO TEATRAL

A lo largo de la nota Susana Torres Molina irá reseñando parte de su mirada sobre el hecho teatral, en el que puso de manifiesto espectáculos que marcaron una época, como "Amantíssima" en 1988, en su propia sala independiente El Hangar, una de los primeros teatros off, que fueron inaugurándose más tarde en los distintos barrios de ciudad.

Antes de hablar de la década del 80 -por la que dice no sentir nostalgia- y en la que también dio a conocer "Espiral de fuego" (1985) y luego "Unio mystica" (1991), Torres Molina prefiere explicar los por qué de la reciente "Esa extraña forma de pasión", la tuvo que ver -indica- con que "por alguna razón, venía observando que en nuestra cartelera teatral, desde hace un tiempo atrás, varias piezas hablaban del nazismo y sus campos de concentración. Entonces me pregunté ¿por qué habiendo tenido en el país trescientos sesenta y pico de campos de concentración, nos referíamos a lo sucedido afuera, en lugar de hablar de lo que ocurrió acá? Así surgieron imágenes que fui anotando. Recopilé artículos periodísticos que me provocaron estupor, como por ejemplo, lo sucedido entre las prisioneras en Bahía Blanca durante un Año Nuevo. En esa nota se hablaba de que los represores y algunas prisioneras brindaban y bailaban y ellas lo hacían con los grilletes puestos".

"También me contaron la anécdota de una joven pareja de militantes que en la clandestinidad no tienen un lugar para dormir y él le pide a ella que lo acompañe a pasar la noche a un hotel alojamiento. A eso se fueron sumando lecturas de libros, charlas con amigos que habían militado, algo de lo que nunca me había interesado hablar, pero que ahora surgió y como me ocurrió con otras piezas que escribí, eso fue configurando el material dramático de la obra".

EL PROCESO DE ESCRITURA

-¿De algún modo cree que su proceso de escritura teatral, luego cuando se lo ve en el escenario intenta dar respuesta a un tema, o un conflicto determinado?

-Cuando aparece un tema que me interesa, trato de investigar, de querer averiguar más, pero no pretendo, ni quiero dar respuestas. Tampoco decir "yo siento que esto es la verdad". Los siete personajes de "Esa extraña..." tiene sus propios argumentos y contradicciones. Mi intención a través de la escritura es mostrar un panorama amplio y diverso.

Como en otras piezas es el individuo, la persona de la que me interesa hablar. En la última pieza, un joven no entiende por qué su padre eligió "hacer" la revolución y se fue y no se quedó con él. Lo que me interesa es que el espectador observe, escuche, participe y saque sus propias conclusiones.

-¿Como escritora considera que con esta obra de algún modo hace referencia a esta etapa por la que atraviesa la Argentina, de la que algunos opinan es una vuelta a la década de 1970?

-No creo que sea así. Este momento tiene que ver con el despertar de algunos aspectos de la pasión por la política o las clases sociales polarizadas. Pero lejos estamos de cambios drásticos, en lo que refiere a la sociedad y a la política. Justamente por eso se da esa polaridad de clases. Algunas medidas actuales que se han tomado respecto de los derechos humanos, los juicios a los represores y medidas que atacan a los monopolios, si se hubieran aplicado en los "70 hubieran dejado más satisfecha a mucha gente.

UN TEATRO CRITICO

-Cuando escribe y dirige para el teatro, ¿qué le interesa que provoque su trabajo en el espectador?

-Me interesa un teatro crítico, que inquiete e incite a pensar. A la vez que cuestionar las creencias y poner "patas para arriba" supuestas certezas. Eso es lo que me atrae y me interesa que me muestren como espectador cuando voy a ver una obra de teatro. Como público necesito que una pieza teatral me obligue a hacerme preguntas, me provoque. Este tipo de obras prácticamente no se ven. El teatro actual es más liviano, tal vez ingenioso, pero hasta te diría que lo político está mal visto. Lo bueno es su riqueza y variedad, porque hay piezas y temas para todos los gustos y necesidades.

-En la década de 1980 usted misma presentó un "teatro de imágenes" que cuestionaba, provocaba. ¿Por qué cree que se perdió eso?

-En la actualidad hasta el cine es más liviano. Internet ha generado nuevos paradigmas, nuevas formas de relacionarse. Todo es más rápido y no se sabe qué es realidad y qué es ficción. Sería absurdo pelear contra lo que sucede. Puedo elegir el teatro que quiero hacer y ver y es interesante nutrirnos de lo que sucede hoy. Luego cada uno asume la responsabilidad de satisfacer sus necesidades como artista. Sí es cierto que en la década de 1980 había obras de teatro realmente impactantes. Yo hice "Espiral de fuego", "Amantíssima". De Eduardo Pavlovsky se vió "Potestad" o "El resucitado" con Lorenzo Quinteros. También la llamada en aquel momento Organización Negra, puso en escena un espectáculo como "Uorc", en el que hablaban de la represión desde un lugar estético y con una participación impresionante del público.

-¿Siente nostalgia por esa época?

-No soy una persona que sienta nostalgia o melancolía por el pasado. Me inspira el presente y la misma energía y pasión que ponía en los "80, haciendo "Amantíssima" lo hago ahora con mi producción actual. Lo interesante es ver con qué cuento hoy y a partir de eso continuar creando.


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